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CÓMO SABER QUE ES UNA TENDINITIS Y NO OTRA COSA.



Lo primero que hay que decir, antes de meternos en la explicación, es que para tratar una tendinitis, hay que acudir a un médico especializado, un osteópata, fisioterapéuta o quiropráctico con experiencia. Son estos los que diagnostican y ayudan a que el cuerpo se recupere lo antes posible.

¿Cómo sabemos que tenemos una tendinitis?

Lo primero, es que la tendinitis tiene dos orígenes, uno por sobre carga (mucho uso del músculo donde se inserta el tendón pero con baja intensidad) o de forma repentina (poco uso de alta intensidad, como un trauma, ejercicio a un nivel de intensidad, etc..). 

Así que si encontramos alguna de estas dos explicaciones, sabremos si podemos hacer algo por nuestra parte para minimizar el daño (tomar medidas ergonómicas en el trabajo, colocar hielo, suplementos alimenticios, estiramientos etc).


Nos duele la articulación, y lo primero que pensamos es que puede ser una tendinitis, pero cómo sabemos que es una tendinitis, y no otra cosa. Si por ejemplo lo tenemos localizado, observamos que es un tendón fácil de sentir, como el de la epicondilitis (codo de tenista), es fácil asegurarse que sí es una tendinitis. Pero hay zonas, como en el hombro o la rodilla que aparte de tendones, tienen diversas articulaciones, ligamentos, bursas, cartílago, uniones, y artritis o artrosis. Pero nosotros podremos saber a grandes rasgos con unos sencillos ejercicios si es tendinitis o no.

Primero, alguien nos moverá la articulación en toda tu amplitud, nosotros no haremos ningún esfuerzo. Como somos más o menos simétricos, podremos comprobar una articulación (del lado derecho por ejemplo) con la otra (del lado izquierdo). Si existe un dolor en la articulación y un movimiento corto, es probable que tengamos artritis o artrosis, sino, podemos seguir con la búsqueda de la tendinitis.

Segundo, realizaremos un movimiento de la articulación, si nos duele, puede ser tendinitis. 

El tercero movimiento, será un ejercicio isométrico. Esto quiere decir, que no moveremos la articulación pero haremos fuerza. Con esto, el músculo y el tendón no se moverán, por tanto, si duele lo más probable es que se deba a otra parte de la articulación que no sea el tendón. Si no duele, hay probabilidades de que sea el tendón.

Por último, el tendón será doloroso al tacto y presión. Después de realizar los 3 pasos y comprobar que hay muchas posibilidades de que se deba a una tendinitis, lo que haremos será tocar donde creemos que tenemos el tendón y ver si duele a la presión.

BURSITIS EN LA RODILLA.

La bursitis es la inflamación de la bursa. Una estructura en forma de bolsa llena de líquido que facilita el movimiento entre tendones, músculos y huesos. Cuando esta se inflama también puede afectar al tendón, sobre carga muscular, dificultad de movimiento, dolor, y en concreto, el caso de la rodilla puede producir daños y sobrecarga en los músculos encargados del impulso al caminar y correr como el recto femoral (cuádriceps) o la inserción del gemelo superior con los codillos femorales (rodilla). Además la bursitis en la rodilla también puede afectar a los ligamentos cruzados y a la rótula.

¿Y por qué se produce la bursitis?

Pues en principio, se puede producir por muchas causas: una infección, un traumatismo, una sobrecarga crónica, una artritis reumatoide, una gota , etc... .

En general, las bursitis suelen responder bien al tratamiento. Si por ejemplo se debe a una infección, el remedio consistirá en combatir las bacterias con algún antibiótico específico. Y hablando de medicamentos, otros usados para la reducir la inflamación de la bursa serán los antiinflamatorios no esteroideo.


Si la bursitis se produce haciendo ejercicio, por sobrecarga o por un traumatismo, lo primero que debemos hacer es mantener reposo total inmediatamente después aplicar hielo. Si la inflamación produce dolor puedes tomar los antiinflamatorios y aplicar calor para relajar la zona eliminando la rigidez.

Lo ideal sería pues acudir al fisioterapeuta para que compruebe la gravedad y que descargue la zona. Además nos marcará las pautas de la recuperación y la vuelta a la actividad, y nos puede aconsejar ciertos ejercicios beneficiosos.

Si la bursitis es grave y se produce una inflamación excesiva, sea cual sea la causa, el personal sanitario puede drenar la bolsa, reduciendo así la inflamación. Y si se complica el caso, que se da muy pocas veces, se puede realizar una bursectomía o extracción de la bursa.

¿Qué puedo hacer para prevenir la bursitis?

Sobre todo, para los casos de sobrecarga muscular, es realizar ejercicios de estiramientos. Tanto al principio de hacer ejercicios como al final. También puedes masajear la zona después de realizar deporte.

Al realizar ejercicios, debemos empezar poco a poco y tener en cuenta que no debemos forzarnos hasta que no sintamos que los músculos se encuentran calientes y estirados preparados para realizar el esfuerzo.

En ocasiones la bursitis en la rodilla también surge por trabajos repetitivos donde tenemos que estar arrodillados y presionando la rodilla. También se le conoce como rodilla de criada, rodillas de clérigo, rodilla de sirvienta, etc.  Para estos casos, lo ideal es usar protectores que sirvan para acolchar la continua presión sobre la rodilla.

Para evitar los problemas de artritis y de gota, la alimentación y el ejercicio junto con la eliminación de malos hábitos posturales pueden retrasar estos problemas.


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